Terapia de Reiki.

Ya al tanto del significado del Reiki (ver nota En Sintonía de Reiki), y de la capacitación que adquirimos los reikistas, nos adentramos, aquí, más especificamente, en detalles que hacen a su práctica en relación al «paciente», a quién acude a sesión.  Aclaramos las dudas más frecuentes.

Si bien en los últimos años el Reiki adquirió una notoria difusión, lo que lo hizo más conocido entre la gente de distintos estratos y creencias, aún suele ser habitual que haya falta de claridad sobre su práctica.  Hay quienes lo relacionan, por ejemplo, con la imposición de manos, que se considera sólo válida para ser efectuada por un religioso -sacerdote, pastor, etc-, por ende poniendo en duda la buena intención de quiénes canalizamos esta energía, y su validez; o lo que es más común aún, pensar que al tomar una sesión de Reiki se está recibiendo la energía del reikista,  entonces desconfiar, y hasta temer, de sus efectos; más otras tantas falsas ideas sobre esta disciplina.

Pero estos conceptos sólo tienden a desvirtuar la verdadera esencia del Reiki que, como se explicó anteriormente (ver nota en Sintonía de Reiki),  es energía de luz que sólo puede ser utilizada como vehículo de sanación, por cualquier persona -siempre que la muevan buenas intenciones-, ya que todos tenemos la capacidad de canalizar Reiki, porque todos tenemos la capacidad de sanarnos y ayudar a sanar.

Para interiorizar más sobre estos conceptos, y para que resulte más claro y específico, me parece práctico hacerlo a manera de respuestas a las dudas más comunes que suelen plantearse al hacer referencia al Reiki.

¿Para qué es bueno el Reiki?

El Reiki actúa sobre nuestro sistema energético desbloqueando los “nudos” o trabas que puedan existir. 

Para comprender esta definición decimos que en un ser vivo la energía atraviesa libremente su cuerpo físico fluyendo por “canales” o centros energéticos, denominados Chakras ; esta energía, también, rodea por fuera a los seres, o sea al campo energético conocido como Aura.  De suma importancia es esta fuerza energética ya que nutre  órganos y células, y regula las funciones vitales; pero ocurre que por excesos físicos, emocionales, mentales y/o espirituales este libre fluir de la Energía Universal puede ver interrumpida su circulación produciendo los mencionados bloqueos.  Estos bloqueos, por ende, van a influir negativamente a manera de disfunciones en órganos y tejidos; enfermando así física, psíquica y/o emocionalmente a la persona.

 Podemos decir, entonces, que al actuar, el Reiki, sobre el campo energético se convierte en un excelente método natural para equilibrar, restaurar, perfeccionar y curar los cuerpos, creándole un estado de armonía al ser.

¿En qué consiste una sesión de Reiki?  

Lo habitual es que la sesión de Reiki se realice con la persona acostada -no tan común, pero puede estar sentada-, en un ambiente templado, con luz tenue y música tranquila.

Para comenzar, el reikista va a interiorizarse de las razonas que llevaron a la persona a la consulta, lo que va a permitirle hacer énfasis en esas dolencias físicas y/o emocionales durante la práctica.   Seguramente, también, va a preguntar si puede tocar el cuerpo del consultante, ya que tiene la opción de no hacerlo si a éste le provocara incomodidad.

Ya comenzada la sesión, el reikista va a ir posando sus manos sobre distintos «puntos» del cuerpo -o colocándolas a unos centímetros de éste, si así lo acordaron-, permaneciendo unos minutos en cada posición.  Siempre se comienza por la delantera, para que luego la persona gire y se finalice en la parte posterior.  Si el tratamiento se realiza sentado, lo más común es que el reikista vaya colocando sus manos conjuntamente delante y detrás del cuerpo, abarcando por completo los principales centros de energía –chakras-

¿Cuánto tiempo dura cada sesión.  Cuántas se recomiendan para completar un tratamiento?

Normalmente cada sesión dura entre una hora y una hora y cuarto si el tratamiento se realiza en todos los «puntos» del cuerpo; si va a ser sólo sobre los siete chakras principales -técnica bastaste habitual- va a durar alrededor de treinta a cuarenta y cinco minutos; ésto dependiendo siempre de lo que considere, en el momento, el reikista interviniente.

Con respecto a cuántas sesiones abarca un tratamiento completo, lo que se recomienda es comenzar con cuatro días seguidos -ésto es para que se asiente la energía, y por ende canalice mejor-, para después continuar con dos sesiones la siguiente semana, luego con una, e ir espaciándolas, trascurridos quince días, a una o dos sesiones al mes, durante el tiempo que se requiera; para ya luego recurrir a Reiki cuando sienta que lo necesite.  Desde ya este plan va a depender de las dolencias y necesidades del consultante.

Y, desde ya, el reikista -así lo considero- siempre va  a tener en cuenta la disponibilidad de tiempo y, sobre todo, económica del «paciente» para hacerle accesible el cumplimiento de las terapias -fundamentalmente de las cuatro primeras, que suelen ser las que más se dificultan- acordando valor y horarios convenientes; pudiendo plantear, incluso, realizar algunas bajo la metodología de Reiki a distancia, que es igualmente efectivo y sin honorarios.

¿Se siente algo durante la sesión, y luego de ella?

La sesión de Reiki suele ser, debe ser, muy placentera.  La sensación más inmediata es de bienestar y relajación.  Puede ocurrir, en algunos casos de dolores fuertes o específicos -por ejemplo-, que la persona pueda sentir mayor intensidad, pero sólo por unos instantes; y ésto se debe a la concentración de energía actuando en la zona, cosa absolutamente beneficiosa.

También muchos pueden sentir, a medida que el reikista va posando sus manos en los distintos puntos de su cuerpo, sensación de cosquilleo o de calor un poco más intenso; ésto ocurre, nuevamente, cuando la zona tratada requiere más energía para equilibrarse; y así como el reikista experimentado lo siente en sus manos, también puede percibirlo el «paciente»; nuevamente es un indicador de que todo está fluyendo bien.

Terminada la sesión la persona sigue con ese estado de bienestar y relajación.  Es probable, también, que si llegó a la terapia con un dolor específico -sobre todo muscular- sienta completo alivio de él.

El proceso de limpieza energética y de estabilización física y emocional va a producirse de manera casi imperceptible, ya que el Reiki va actuando «suavemente», así que el caudal de energía que recibe el «paciente»nunca va a ser de manera brusca si no que bien paulatina, ya que de lo contrario  hasta podría ser contraproducente.

¿El reikista trasmite su energía durante la terapia?

Esta es una de las dudas más frecuentes.  Y la respuesta es rotunda, No. 

Como se explicó en un artículo anterior (ver nota En Sintonia de Reiki), el reikista es un canal de energía, por lo que en el momento de aplicar la terapia es la energía universal -conocida como prana, chi o ki– la que fluye a través de él, nunca está interviniendo la energía personal del reikista, jamás. Aquí considero importante hacer énfasis en que el Reiki  es energía de luz, jamás podría utilizarse para fines impuros; y que quiénes practicamos esta disciplina lo hacemos desde el amor  y con las mejores intenciones -que pueda hacer excepciones es probable, pero en ese caso se valdrían de otra técnica porque el Reiki no «funciona» para mal-.

 

En sucesivas notas vamos a seguir desarrollando este maravilloso «mundo» del Reiki.  Mientras tanto, considero haber  aclarado las dudas más recurrentes, aunque seguro queden otras por dilucidar.  Los invito a dejar sus preguntas, aquí abajo, en comentarios, para responderlas o armar un nuevo artículo sobre ellas.

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